Aquella Tapa
Siouxsie and the Banshees - The Scream
Mucho antes que el bebe de Nevermind consagrara a Nirvana mundialmente y dejara estampada en nuestra memoria aquella zambullida detrás de un billete, como una de las tapas icónicas de los años 90. Un fotógrafo ingles buscaba desesperadamente una piscina perfecta para poder plasmar la idea de una joven Siouxsie Sioux, cantante y líder de una de las bandas pioneras del punk y postpunk, que supo abrirse camino a fuerza de originalidad.
La idea principal de la tapa y el título del disco estaba
basada en la película “The swimmer” de 1968 protagonizada por Burt
Lancaster, en ella el personaje principal Neddy Merill decide saltar las vallas
de las casas vecinas para nadar en sus piscinas, así pasa sus días de jardín en
jardín, agotándolo física y mentalmente, de esta manera lo único que pudo hacer
finalmente fue gritar. Finalmente, Paul Wakefield, el fotógrafo en cuestión,
dio con el sitio perfecto para retratar el concepto de Siouxsie. Su idea era
controlar la iluminación, para esto necesitaba de una pileta cubierta, se
decidió por la piscina del YMCA del centro de Londres, ubico una serie de luces
de 1000k y 2000k en el borde de la piscina y opto por modelos niños de una
escuela.
La imagen es un poco inquietante y misteriosa, recortada
de manera vertical en el centro de la portada, puede verse una niña zambullida,
apretando sus ojos con los brazos extendidos, en primer plano un pie de alguien
que se fuga de la imagen y una figura de espalda al fondo. La línea del piso en
celeste que se pierde en perspectiva hacia el fondo le da profundidad y
encuadre a la escena. La contratapa es mucho más minimalista, oscura y
sugerente, solo muestra unos pies, no contiene ninguna información, ni siquiera
los títulos de las canciones, para eso hay que dirigirse al sobre interno del
disco.
El disco se grabó en una semana en los estudios Rak de
Londres, se mezcló en tres semanas y se publicó el 13 de noviembre de 1978 bajo
el sello Polydor, con los últimos coletazos de lo que fue la revolución punk,
si bien la banda venia de aquella primera oleada de grupos, quizás muchos no
sepan, pero Sid Vicious fue baterista por un corto plazo antes de pasar al bajo
en los Sex Pistols. En este primer y aclamado disco de Siouxsie and the Banshees,
casi no se encuentran rastros del punk mas primitivo, pero predomina la idea
central de aquel movimiento, hacer las cosas a tu manera cueste lo que cueste.
En este sentido podemos destacar el trabajo del sonidista y productor Steve
Lilliwhite, logro un sonido amplio y atmosférico, frio y pasional al mismo
tiempo, la manera de grabar la batería es uno de sus logros, grabo el bombo y
redoblante, luego platillos y por último los toms que sobresalen en la mayoría
de las canciones, aun hoy en día siente adelantado a su época, por mucho tiempo
no pude escucharlo, pero cada vez que
veía la tapa en alguna revista me encantaba, esa fotografía me atrapaba cada
vez que la veía, tal vez la paleta de colores tenga algo que ver ya que el azul
es mi color favorito, además la sensación de sentir el agua en el cuerpo al
nadar también es una de mis preferidas.
Si había escuchado varios de sus discos sobre todo “Nocturne”
y “Hyaena” que posee otra tapa que me encanta y por supuesto “Superstition”
mucho más accesible para las radios, como fue su hit “Kiss them for me”
y por supuesto el compilado “Twince upon a time/The singles” nunca me
había detenido a escuchar con detenimiento su discografía más allá de estos
discos mencionados. En 2019 mi profesora de yoga me dice que tiene unos discos
de vinilo que heredo de un amigo ingles y que si los quiero me los regala,
entre ellos se encontraba “The Scream” edición original inglesa en
perfecto estado. Sorprendentemente suena de maravilla, casi sin nada de fritura,
finalmente pude comprobar porque era tan mencionado y citado por tantos músicos
que admiro, es sin dudas uno de sus mejores discos, más allá de los logros de
ventas que consiguieron en los 80 y 90, este marca la importancia de la banda y
sobre todo del trabajo del guitarrista, luego pasarían a tener muchísimos
guitarristas pero quizás ninguno pudo conseguir ese sonido tan característico y
original de su primer disco que le dio John McKay. Un sonido único, disonante,
por momentos metálico, con un buen uso de los armónicos, en algunos pasajes no
perece una guitarra, el meticuloso uso del flansher y el fuzz como efectos
primordiales ayudan a crear ese remolino sonoro. Además, McKay toco el saxo en
varios temas y fue el compositor de la mayoría de las melodías principales,
grabo en el siguiente álbum “Join Hands” de 1979 llevando sus
experimentos sonoros un poco más allá y luego dejo la banda. No se sabe mucho
de la carrera musical de Mckay por fuera de Los Banshees, pero seguro se trata
de uno de esos casos de faro, artistas que marcan un rumbo a seguir, ayudan a
forjar un género y una idea que perdura más allá de su tiempo y espacio, junto
a Magazine y Public Image Ltd; Siouxsie supo fundar las bases de lo que sería
gran parte de la música de la década del 80, tan influyente y reversionada
hasta hoy. No es casualidad que otro John, McGeoch en este caso, haya formado
parte de las tres bandas en algún momento de su vida haciéndose cargo de la
guitarra y el saxo, pero esa es otra historia. También hay que destacar el
trabajo de la batería y el bajo, creadores de lo que sería el sonido de la base
rítmica postpunk propiamente dicho, ese pulso nervioso, frio y tajante que
sobresale por encima de la melodía. Y coronando todo esto, por supuesto, la voz
y el histrionismo de Siouxsie que por momentos sale a la superficie y en otros
se pierde a la distancia en una zambullida etérea.
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