MANTENERSE EN MOVIMIENTO
Franco Doglioli nos trae un escrito sobre el movimiento como cualidad esencial para sobrevivir y evolucionar
en entornos cambiantes, con algunos consejos prácticos.
Es una de las máximas cualidades a
cultivar en tiempos de crisis.
Recuerdo haber leído una frase del
pintor ruso Kazimir Malévich,
hablando sobre el concepto de movimiento dinámico en el arte. Ese concepto
expresa que la vida es movimiento constante. Los pequeños movimientos, como una
sonrisa; los grandes movimientos, como el enfrentar una pandemia; o incluso
también movimientos imperceptibles al ojo humano, como nuestros pensamientos y
emociones.
Tal vez ya has visto la serie
americana “Snowpiercer”,
basada en un film homónimo de 2013. La serie presenta un distópico argumento
postapocalíptico, ambientado siete años después que el mundo se ha convertido
en un páramo helado. Centrándose en los únicos sobrevivientes, habitantes de un
tren gigantesco, que necesita mantenerse en constante movimiento para no
congelarse, dando la vuelta alrededor del globo, una y otra vez, sin parar.
El tren solo se congelará si se
detiene. El rol del maquinista es fundamental. No obstante, requiere de un
sincronizado trabajo en conjunto. Apoyado en la confianza. El tren y sus
pasajeros componen una gráfica representación de las virtudes y miserias de la
naturaleza humana.
Entendamos algo, no detenerse no
significa avanzar sin pensar, sin reflexionar. El maquinista, mientras el tren
avanza a toda potencia, requiere de calma y quietud interior para mantener el
equilibrio del sistema. Oyendo a su cuerpo, centrando su mente en el aquí y
ahora. Es el encargado de moverse entre pasado y futuro, respirando en tiempo
presente.
Seis puntos para que el tren no
se detenga:
En relación a esta metáfora del tren
mencionada, quiero compartir seis puntos resumidos, en base a un trabajo
escrito del orador y autor Shep
Hyken, que impulsan a los líderes y a sus equipos a continuar,
convirtiendo a la adversidad en desafío.
1. Enfrentar la situación. Lo importante no es lo que
sucede, sino como reaccionamos ante lo que sucede. Nada que agregar
a esta afirmación de Epicteto.
2. Escuchar,
observar, aprender y actuar. Tomar muchas notas, darle sitio a cada idea propuesta.
Todo suma. Principio de no exclusión. Informarse, prepararse lo más posible,
para después tomar medidas al respecto.
3. Elaborar
un nuevo plan. Que
se adapte a los cambios de contexto actuales, generando otros espacios,
optimizando recursos e incorporando las habilidades necesarias.
4. Optimismo
realista. Todo
sabemos que es importante mantener una actitud positiva ante las situaciones de
crisis, sobretodo con pronósticos tan inciertos como los actuales. Pero sin
dejar de ser realistas. El optimismo ingenuo, en donde todo está bien, no
ayuda. Las circunstancias difíciles existen. Es necesario aceptarlas, sin ceder
ante ellas; para desde allí, poder pensar alternativas que generen soluciones;
pero con el tren sobre los rieles.
5. Generar
confianza.
En uno mismo y desde allí hacia los demás. Avanzar y visualizar un futuro, sin
confianza, es difícil. Es una actitud clave en el fortalecimiento de las
relaciones.
6. No
girar, ser flexible. Pretender
seguir haciendo lo mismo en un entorno que cambia de manera constante, es
complejo. Por ese motivo, resulta necesario desarrollar cierta flexibilidad que
permita adaptarse ágilmente a los distintos escenarios. Y eso no significa,
como estrategia, dar un giro. Cuando giras, siempre le das la espalda a algo o
a alguien.
En conclusión: no dejar de avanzar. Movimiento es el paso de la
potencia al acto, expresa Aristóteles. Como ese tren
postapocalíptico, seguir adelante. Por supuesto, con un plan y manteniendo
siempre el foco. Confiando en las capacidades de cada persona involucrada y
haciendo que cada visión sea el combustible necesario para alcanzar esas metas
compartidas.
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