REYES SIN CORONA
Faith No More - King For A Day… Fool For A Lifetime (1995)Sello: Slash/Reprise RecordsPor: Pablo Ravale
Un Día como hoy se editaba este trabajo.
Aprovechamos y traemos una reseña que en 2015 realizó Pablo Ravale en la Revista Número 16.
Referirnos a Faith No More es hablar de un grupo de visionarios que en el año 1990 le llevaban ventaja a todo el mundo, pero que en poco tiempo eso dilapidó su fortuna, perdida en un océano de broncas y de tensiones. Ya que, lo cierto, es que había demasiado genio en un solo barco, pero, por sobre todo, demasiado ego. El caso es que, tras haber lanzado el que quizás haya sido el álbum más apabullante, complejo y ecléctico de toda la década (“Angel Dust”, de 1992), una pregunta rondaba a los fans y al propio grupo: ¿Ahora qué hacemos? Pues, evidentemente, las expectativas sobre la banda ya eran altísimas, y había que colmarlas en la medida de lo posible; más a ello pusieron manos a la obra.
La respuesta no se hizo esperar: para marzo de 1995 publicaron finalmente “King For A Day... Fool For A Lifetime”, el cual ya no contó con la guitarra de Jim Martin. Éste, herido en su honor tras haber tenido poca participación en el proceso compositivo del anterior trabajo discográfico, y ante las constantes chicas que sufría de parte de Mike Patton, dejó el grupo, o más bien, fue despedido. En efecto, “King For A Day…” fue un disco mucho más directo, aunque bastante menos pretencioso que su álbum antecesor.
Para arrancar, tenemos ya el mazazo en la nuca que es “Get Out”, tema potente si los hay, y en el que Bordin se despacha haciendo añicos la batería; luego, por supuesto, entran también Patton, con su tan característica y versátil voz, más el bajo musculoso de Billy Gould y los riffs atronadores de Trey Spruance (guitarrista de Mr. Bungle, la otra banda de Patton), quien aparece a lo largo del disco sólo a modo de colaborador. Seguidito está “Ricochet”, uno de los mejores cortes del álbum. Mucho más reposada y menos frenética, con una aportación de la guitarra de Spruance que es formidable y un Patton que canta relajado, casi como si estuviera disfrutando del entramado instrumental del tema hasta que, sí, llega el estribillo, y ahí explota como siempre. Tras “Ricochet” encontramos el que es, sin lugar a dudas, uno de los clásicos del grupo: “Evidence” (elegante, intimista, seductora, misteriosa). Aquí el bajo de Gould se mueve como pez en el agua en estos derroteros, y Patton vuelve a demostrar lo gran cantante que es, adoptando el tono y la interpretación de un crooner. Spruance, por su parte, también realiza un trabajo excelso, aportando unos inspirados punteos que encuentran su respuesta en la deliciosa melodía de piano de Roddy Bottum. “The Gentle Art Of Making Enemies” es otro de los grandes temas de la placa. Empieza con unos riffs cañeros de Spruance seguidos de los contundentes baquetazos de Bordin, quien junto a Spruance, crea una sólida base rítmica llena de cambios hasta que todo se silencia y Patton, acompañado del penetrante bajo de Gould, entra cantando con susurros, para luego conjugarlos con tonos más altos y violentos (sonando, de a ratos, como una auténtica ardillita del infierno). “Star A.D” es otro brillante testimonio de la enorme versatilidad y técnica de la que goza el grupo, haciendo gala, a su vez, de su amplio espectro musical (pues aquí, de hecho, nos deleitan con una suerte de funk-rock). “Cuckoo For Caca”, por el contrario, es más metálico y agresivo, con una fuerte presencia de Spruance y Bordin que realizan un trabajo im-pre-sio-nan-te. Ah, excelente también Bottum, quien una vez más a bordo de su teclado, ambienta brevemente el tema para que entre otra vez el Patton esquizofénico y nos sacuda tanto como nos gusta. “Caralho Volador” es otro tema interesante, ya que se trata de una perlita en plan bossa nova (fascinante esos tonos graves y esas estrofas susurradas). Con “Ugly In The Morning” tenemos otro trallazo metalero con una excelente labor de todo el grupo, especialmente de Gould, que demuestra en cada interpretación que era uno de los mejores bajistas de su tiempo. Y como si fuera poco hasta aquí, nos topamos ahora con “Digging The Grave”: himno metalero-alternativo indiscutido y uno de los temas más emblemáticos de toda su discografía (¡esas guitarras! ¡esas bases! ¡ese estribillo! ¡esa voz!). “Take This Bottle” sigue esa senda íntima y tranquila propuesta por “Evidence” y “Caralho Volador”: medio tiempo que incita al relax, Patton cantando a lo Frank Sinatra, y aire de momentos de sigilo. Para “King For A Day” parecieran, en un principio, bajar los cambios completamente (más que nada, por esas guitarras acústicas y ese pianito nostálgico), no obstante, la intensidad vuelve a interrumpir aunque de una manera mucho más moderada que en los tracks anteriores. Con “What A Day” puede que la mente se nos dispare a los Faith No More de la época de “Angel Dust”, ya que Patton frasea de manera cínica acompañado excelentemente por la batería de Bordin y la guitarra de Spruance, quienes no presentan fisuras durante todo el tema. “The Last To Know” vuelve a manifestar ese sincretismo entre el relax que los temas lentos proporcionan, y la garra y la fuerza que el metal nos sabe obsequiar. Inconmensurable Patton con esa melodía vocal y de otro planeta los demás miembros restantes, quienes demuestran el alto nivel que posee la banda, no achicándose a la hora de aproximarse al campo musical que se propongan. “Just A Man” cierra el disco, con otra hermosa melodía vocal facturada por Patton, y con los majestuosos teclados de Bottum y la etérea guitarra de Spruance. Gould, a todo esto, cumple a la perfección con una trepidante línea de bajo, otorgándole matices variados a una canción excelsa que, encima, trae unos coros femeninos geniales, los cuales sirven para echar el telón a este disco refrescante.
Para ir resumiendo, entonces, diré que en “King For A Day… Fool For A Lifetime”, lo que tenemos no es, en sí, una obra llena de matices y de contrastes, sino más bien la prueba viviente de hasta dónde podía llegar una las mejores agrupaciones de rock que dio la tan recordada y añorada década de los 90.
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