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jueves, 3 de noviembre de 2022

RESEÑA: THE MISSION - GODS OWN MEDICINE

MEDICINAS SÓNICAS
PARA DIOS

The Mission - Gods Own Medicine (1986)
Sello: Mercury Records Limited
Fecha de Lanzamiento: 03 de Noviembre de 1986
Por Alejandro Cenizacromada

Un Día como hoy se editaba este trabajo.
Aprovechamos y traemos una reseña que, en 2016,
realizó Alejandro Cenizacromada, 
 para el Número 32 de la Revista, 
en donde se conmemoraban 
los primeros 30 años del álbum.
Hoy a 36 años del lanzamiento rescatamos este escrito.

Wayne Hussey puso su sello distintivo en el mundo de la cultura Post punk al patentar ese sonido clásico del Rock gótico con su inseparable guitarra de doce cuerdas. Ese sonido sublime que erige santuarios en el corazón  y que nos adentra a la pureza del espíritu. Cansado de lidiar con el ego de Andrew Eldritch y tras  grabar el disco de culto First and last and always con Sisters of Mercy, Wayne en compañía del bajista Craig Adams empieza a labrar el camino con un disco poderoso y aguerrido ¿la medicina de Dios? ¿Las alas que le salen al alma para partir en un vuelo delirante y escapar de nuestros propios demonios? ¡Claro que sí!
Desde el intro de Wasteland Con la famosa frase de “Sigo creyendo en Dios, pero Dios ya no cree en mí” Todo se torna en un grito de libertad pero no en contra de un sistema. En nuestra mediocridad buscamos culpar de nuestras tragedias a los demás,  a las circunstancias, nunca escudriñamos en nuestro interior y el álbum Gods own medicine se encarga precisamente de eso. De alguna manera es como si una mano invisible, casi divina se posara en el hombro de uno para motivarlo a luchar y no desfallecer, para correr y enfrentarse a aquello donde otros corren espantados. El bajo hipnótico y obstinado de Wasteland  soporta el peso de esta épica canción, definiendo la belleza de la pieza al interactuar con el cortante riff de la guitarra de doce cuerdas, la batería tribal y las atmósferas eléctricas. La producción del álbum corrió a cargo del señor Tim Palmer que trabajó con Gene loves Jezebel, Dead or Alive y la banda de David Bowie, Tin Machine. Colaboraciones de la cantante Julianne Regan de All About Eve en los coros de Severina, una canción llena de mucho misticismo con elementos del ocultismo sobre todo donde Wayne cita la frase de “El amor es la ley, amor bajo la voluntad” del libro de la ley  de Aleister Crowley o Liber Al Vel Legis. La guitarra con una melodía bellísima que va más allá de todo tiempo  y espacio como el  gran clásico del Rock que es; me trae a la cabeza la belleza celta de The battle of Evermore de Led Zeppelin; de hecho John Paul Jones sería el productor del siguiente álbum de la misión: Children de 1988.  Stay with me, otro gran clásico, una invitación a una entrega total bajo la luna de los guerreros, bajo la luna de los gitanos. Historias de otros tiempos que cobran vida bajo unos ojos alucinados en una potente ceremonia en compás de tres cuartos. Uno de los temas que más adoro es la versión de Garden of delight llamada aquí Hereafter. Originalmente la canción aparece en el disco The first chapter, en forma rockera, pero en la versión de Gods Own medicine viene con acompañamientos de instrumentos de cuerda mucho más desnuda, mucho más expuesta  y un piano que acentúa la belleza en la voz de Wayne Hussey.  En alguna entrevista The Mission comentaba que no gustaba definirse como una banda de rock Gótico; pero que muchas canciones de su primera etapa terminaban siendo pruebas en su contra. Hay una constante  en este álbum que crearía escuela en muchas bandas de sonido siniestro y son los intros  y los finales de las canciones, la niebla, el vértigo, el uso y abuso de los feedbacks,  un inmisericorde riff de sinte como en el caso de Island in a stream, una poderosa balada en guitarra de doce cuerdas, una canción redonda sin más. En cortes como Blood brothers se retoma la postura guerrera de canciones como Wasteland, al igual que en  Sacrilege. La estructura  tanto de los riffs como los arpegios de  guitarra, combinan equilibradamente lo sublime con lo demoledor,  es como si la banda tocase en medio de un santuario perdido. En Bridges burning el fuego sónico consume todo lo que se abre a su paso, Rock gótico en toda su apocalíptica belleza aderezado con los gritos que se difuminan en la pieza. El respiro viene en temas más introspectivos pero intensos como en el caso de la nostálgica Dance on glass:

“Soñando colores, inundados de polvo
Dulces sueños cubiertos de óxido
Mirando el cielo, los fantasmas más gratos de ser vistos
Es el momento de matar a este  loco sueño
Eres reverenciado
Por tu trabajo con tinta y espejos
Has renunciado
Para traerme acero y poder…”

Lo onírico se abre paso, damos el salto en un vacío de agua. Love me to death es otra canción con un bello intro de guitarra más tranquila sin dejar ese sonido Gótico de gran factura. Navegando e invocando fantasmas en una isla perdida  en medio del mar helado. Let sleeping dogs die tiene una melodía de guitarra repetitiva en la cual la voz de Wayne se desdobla, aparentemente es un tema  más tranquilo, pero es engañoso, evoluciona bajo la dinámica de lo suave /explosivo  con bellos puentes de corte más melódico. 

En una reciente reedición del Gods own medicine en 2007 se han incluido remixes de Wasteland y Severina y una bella toma del intro de guitarra del tema Love me to death. Un disco obligado del Rock gótico, puro, hermoso desde ese  punto de vista que en lo oscuro la luz se torna más fuerte. Como adoro verlo yo.
Grandes Wayne Hussey y Craig Adams.

Puedes escucharlo en:

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