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domingo, 30 de enero de 2022

RESEÑA: MINISTRY - FILTH PIG (1996)

UN DISCO QUE TIENDE PUENTES

Ministry - Filth Pig (1996)
Sello: Warner Records.
por Alejandro Cenzacromada 

Un día como hoy se lanzaba este trabajo.



Aun me acuerdo en ese año turbio de 1996 en que pegando mi nariz al estante del almacén de discos vi por primera vez esa imagen del tipo con pinta de burócrata, con un pedazo de filete en la cabeza y la banderita de Estados Unidos en su mano. 

Realmente el arte del disco Filth Pig de Ministry no me entró, hubiesen empleado ese filete para hacerlo deliciosamente asado acompañado de una buena cerveza, y no en la cabeza de ese fulano ¿Qué querían transmitir? 

Me quedo con artes de discos anteriores como el ángel onírico de ese disco innombrable que muchos conocimos como “Psalm 69”, o la radiografía del cráneo de “The mind is a terrible thing to taste”, pero este arte me pareció estéril. Obviamente sugiere algo distinto, cercano a esa postura punk, pero no a ese punk genuino antisistema sino un punk más uniformado, algo libreteado, aunque en el caso de Ministry la temática política siempre ha hecho parte de su obra. 

A partir de aquí empezaría el redireccionamiento en el cual Al Jourgensen se destetaría de los sintetizadores de sus primeros discos, menos The human League más Motorhead. Aunque no debo ser tan duro, musicalmente me parece un disco muy interesante, las guitarras duras hacen presencia y el industrial del cual eran uno de los actos insignia se esfuma. El bajo de Paul Barker toma protagonismo con una ecualización que lo hace tomar cuerpo, la mayoría de canciones curiosamente adquieren un aire cercano a lo que conocemos como Doom Metal. Es como si Alejandro Rodriguez mejor conocido como Al Jourgensen, músico y productor de origen cubano se hubiese puesto a escuchar con saña discos de Saint Vitus, Pentagram o Trouble, y no significa que haya estado más perdido que Adán el día de la madre, no señor, de hecho la cosa tiene su aire Stoner, para quienes no lo saben, el Stoner Metal, es una corriente del Rock duro influenciada por toda la sicodelia de los sesentas y parte de los setentas. Podríamos tomar como referencia el tema más lento de su disco anterior Psalm 69: Scarecrow, pareciera que hubiesen tomado ese sonido para buscar muchas posibilidades en él, de hecho Scarecrow es uno de mis temas favoritos de Ministry. Para el álbum Filth pig esto se convierte en una constante, me gusta la fuerza del tema que le da nombre al disco con una especie de solo de harmónica que lo lleva a otros planos más épicos; la hipnótica Lava, una canción con un riff de guitarra repetitivo, un bajo potente y con pequeños samplers de voces que añaden atmósfera al tema. Hay un lapso grande de 3 años para que Ministry hiciera el lanzamiento del disco Filth pig a causa de problemas internos con drogas y arrestos, Al Jourgensen aseguró que tuvo fuertes lapsos de depresión y que el álbum refleja ese sentimiento. Aunque en la parte de las guitarras la banda se había caracterizado por un cerrado minimalismo, sobre todo en álbumes como The mind is a terrible thing to taste de 1990, en esta placa las guitarras toman más progresiones gracias al trabajo del fallecido guitarrista Mike Scaccia. Otro de los temas que inquietan del álbum es el singular cover que hacen de una canción de Bob Dylan llamada Lay lady lay, parece que se plagiaran la batería de la legendaria Bela Lugosi’s dead de Bauhaus, y le añadieran una secuencia con guitarra acústica más guitarras eléctricas que añaden psicodelia al conjunto. Filth pig para los fans acérrimos del sonido industrial de Ministry puede no seducir, yo lo veo como un disco que tiende puentes, y en mi caso siempre pasa que me tocan ese tipo de discos, terminan siendo obras aisladas en un altar especial. Algunos la niegan pero no pueden evitar mirarlas cada rato de reojo.  En el caso del ministerio fue el prólogo para la época en que se entregaron de una manera abierta y sin concesiones al metal, es de esos discos que disfruto de una sola pasada, tiene una energía contundente guiada por la voz que proclama ese cambio explícito en ese primer ametrallamiento sónico llamado acertadamente Reload. Tal vez con los años la creciente furia se ha convertido en la única desesperada manera de encaminar el espíritu, porque en algunos casos la lava ardiente es lo único que puede limpiarnos de nuestro propio infierno y  Al Jourgensen lo tiene bien claro hasta el punto de perderse a sí mismo o perder parte de su cuerpo en esa lucha con sus demonios internos. No es el tipo de discos por los que Ministry me ha marcado la vida pero al entenderlo merece mucho la pena, así el tipo con el filete en la cabeza me parezca ridículo.

Y pueden escucharlo en:

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