EL FINAL DE UNA HISTORIA,
Y EL COMIENZO DE OTRA
The Mission - Neverland (1995)Label: Neverland Records.Por Marcelo Simonetti
Un Día como hoy se editaba este trabajo.
En la gira de pequeños reductos del 94 se iba mostrando el nuevo material, y el poderío de la nueva banda, que incluía en a Mark Gemini Thwaite (que terminaría siendo un compañero de Wayne por largo tiempo), Rick Carter, Andy Cousin y el único miembro original que en ese momento aún acompañaba al líder de la banda, el baterista Mick Brown. Por lo que los fans más leales podían escuchar, parecía ser en los shows que el siguiente paso sería una vuelta a los orígenes de la banda, más que nada referido a la potencia rockera que se podía apreciar en vivo. Más aún alimentaba las expectativas de los más “puristas” seguidores la circulación de los demos del disco (sí, a principios del 1994 ya el disco estaba en su mayoría compuesto y demeado por la banda y no lograba salir por los problemas contractuales y de financiamiento) que en las zapadas en el estudio grabadas mostraban a una banda de rock pura y dura. Pero Wayne asumió la producción del álbum y tomó nuevamente las drásticas decisiones personales y artísticas que ya había tomado varias veces antes y le imprimió el sello personal que seguirían llevando en mayor o menor medida sus discos hasta hoy. Una mixtura de estilos e influencias, reflejo de los placeres musicales de Hussey. Ciertamente en Neverland se oyen rastros de la banda que surfeó en la cresta de la ola en la segunda parte de los ochentas, pero también hay rastros del costado más “Cure” y también pop que impregnó a Masque. También en Masque Wayne había cambiado radicalmente la temática y la forma de escribir las letras, dotándolas de mayor realismo si se quiere, y también un mayor vuelo poético. En Neverland encontramos bellísimas letras, y algunas desgarradoras, que son una continuación estilística de la inaugurada en Masque.
Yendo a la lista de temas en sí, y al álbum como concepto, el disco tiene varias gemas memorables de perfecto pop, y también alguna que otra gema de más oscura, incluso lo que bien podría haber sido un clásico de su etapa de Gothic Rock más puro.
“Raising Cain” es un comienzo oscuro y desafiante, con las guitarras de Hussey y Thwaite declarando la guerra y una letra que emparda ese espíritu guerrero, como invocando el despertar de un monstruo dormido que amenaza con levantarse. Pero con el correr de los tracks, aparecen otros colores. “Sway” es una linda balada, y “Loose Myself in You” un tema pop ecléctico, con una guitarra de reminiscencias setentosas repitiéndose antes del estribillo. “Swoon”, el tema por el que apostaron como difusión, es un hermosísimo tema pop, de una sensibilidad sin par, que por momentos nos recuerda a Butterfly on a Wheel, pero en el final se hace presente el fantasma que venía sobrevolando el álbum desde un comienzo. La guitarra aparece planeando, y casi plagiando al mítico “Heroes” de Bowie aterrizando en un final perfecto. Para quienes no hubiesen reconocido el famosísimo sonido, Wayne se encargaba de aclarar de donde salía durante la gira, citando el estribillo del clásico del Duque en el final del tema. Promediando el disco aparece el Reprise de “Afterglow” (que ya había aparecido originalmente en el best of del año anterior), en un interesantísimo duelo de guitarras de Hussey y Thwaite, pero siempre con las vestimentas y adornos aportados en la producción que acolchonan con teclados el sonido y hacen que no suene como un tema de Rock sin más. A partir de ahí, primero con la bella letra del 100% gospel “Stars don’t shine with out you”, “Celebration”, “Cry Like A Baby “(100% glam al estilo T-Rex), “Heaven Know” y “Swim with the Dolphins” el disco se vuelve aún más ecléctico y desparejo, pero siempre teñido y adornado con “ruiditos” y sonidos de producción que evitan que el resultado final sea el que se esperaba al escuchar los demos. Eso sí, las diferentes pieles de Bowie siguen estando presentes a lo largo de todo el disco. Para el final, dos temas dignos de mención. “Neverland”, que da nombre al disco, vuelve a regalarnos un gran juego de guitarras, con una melodía poderosa, y una banda sonando a pleno. Y la cereza del postre, “Daddy’s Going To Heaven”, rock épico marca The Mission, nueve minutos de in crescendo en una perfomance de la banda demoledora y una letra por demás oscura y emotiva. Como hidden track del álbum aparece “Bates Motel”, la primera canción de “Wayne Solo” en un disco, voz y piano bien jazzera, que nos regala ésta letra premonitoria de lo que fue y lo que vendrá: “Estoy dejando el Hotel Bates, las valijas están preparadas, tengo una historia para contar. Voy a agarrar la carretera, voy a arrojar ésta carga y no voy a volver. Oh, no”. Como dijimos al comienzo, las lecturas del disco pueden ser varias, y también el resultado del mismo. Neverland nunca pudo ser el disco que los fans más puristas de la banda estaban esperando. Lo que nunca vamos a saber es si fue una decisión consciente de Wayne al producir el disco (teniendo en cuenta lo que eran los demos y las presentaciones en vivo) o no. Los temas más acústicos, las baladas, los teclados y la producción que a veces tapaba el tronco de cada tema, hizo que los viejos eskimos se despidieran para siempre. Pero también con Neverland increíblemente la banda comenzó a gozar de una popularidad en Alemania y Europa Media de la que no había gozado hasta el momento. Y también trazó los rasgos del eclecticismo al que Wayne nos acostumbraría luego en sus siguientes trabajos. Y por supuesto, mas allá de cualquier lectura subjetiva, nos dejó grandes canciones como Raising Cain, Swoon, Afterglow, o Daddy’s Going To Heaven Now.
Y pueden escucharlo en:
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