LA ELEGANCIA DEL FIN
DE UNA ERA
Peter Murphy – Cascade (1995)
Sello: Atlantic / Beggars Banquet Records
Por Daire Alujas
Algunos (muchos) discos tienen la virtud de trascender a su tiempo y nos permiten representar y revestir con su música nuestras estaciones y nuestros días. Otros discos en cambio, se apropian de nuestras estaciones y crean un imaginario sonoro/visual inevitable, que termina siéndonos obligatorio. A esos siempre retornamos. No nos pertenecen. A esos les pertenecemos. Tal vez sea el resultado de una búsqueda que ya no depende del hacerse de un espacio en la industria, ni de demostrar un talento y una identidad sonora propia más que comprobadas con vasta trayectoria, sino del apostar por profundizar en una idea, un concepto, un lugar sonoro y emocional y ver cómo funciona la propia voz en ese paisaje. Y si algo funciona en la carrera de Peter Murphy, es su voz. Con Cascade, Murphy se aleja definitivamente de la impronta estética de su pasado en Bauhaus, ese rock sombrío, contracturado y vibrante, presente aun en canciones como Low Room del anterior Holy Smoke (1992). Y se aleja casi completamente (a excepción de Disappearing, único tema compuesto íntegramente por PM), de la potencia y del exceso de groove de Deep (1990) y se queda con la vertiente más soft rock propia de incursiones tales como Hit Song (también de Holy Smoke), My Last Two Weeks y Time Has Got Nothing To Do With It (ambas de Love Hysteria, 1988). Tras haberse alejado cerca de tres años de la industria y haberse ido a vivir con su esposa a Turquía, haber explorado el sufismo y el Islam y quedar empapado del Medio Oriente, Peter Murphy decanta toda esa búsqueda y esa experiencia en el que podemos considerar el último gran álbum de toda su carrera. Con algunos cambios estructurales (ya no figura su banda The Hundred Men al completo, sino sólo Paul Statham, quien es el principal partner compositor e ideólogo, guitarrista, tecladista y programador), y una propuesta sonora más profunda que incluyó mayor soporte electrónico, algo de world-music y un cuidado tratamiento del “ambient” (que incluso contó con los notables registros de Michael Brook y sus legendarias guitarras infinitas), elementos que lo hacen posicionarse en un universo de rica vanguardia y sofisticación, el entramado sonoro del disco ofrece un escenario y un contraste de lujo para una serie de canciones que de algún modo buscan en el lenguaje del pop la clave para exponer un estado espiritual y de consciencia tal vez más maduro, reflexivo, introspectivo, alejado del foco y el glamour gótico de los discos anteriores. En términos más simples, es Peter Murphy como explorando y hablando las lenguas de territorios sonoros en los que domina un Brian Eno o un Peter Gabriel. De hecho fue producido por Pascal Gabriel, un nombre que venía perfilándose ya en el mundo del pop, acreditado con nombres como Erasure, Debbie Harry, EMF, Inspiral Carpets. El aura de melancolía, exotismo y modernidad urbana, envuelta en teclados majestuosos, épicas texturas de guitarras y electrónica minimalista, sellada con la rica tonalidad vocal barítona, clásica de Murphy, hacen en conjunto un disco unido y cohesionado con sofisticación y elegancia.
Cascade queda entonces como el registro épico final de una era de evolución como solista que aprendió a definir de varias formas la esencia oscura que define al cantante. Canciones como Subway, Mercy Rain y Huvola, quedan impregnadas en un imaginario de melancolía oscura, que sin embargo portan mucha luz desde la búsqueda espiritual que abordan. I’ll Fall With Your Knife, una bella y simple canción construida sobre 4 acordes repetitivos, se alza como un pop algo meloso pero que suena demasiado creíble en la voz de Murphy. The Scarlet Thing In You por otro lado, single bastante cercano al estilo Echo & The Bunnymen, es la más “pista de baile” y popera del disco. Y por último Cascade, la canción homónima, cierra el álbum dejando atmósferas densas, secuencias muy del estilo de canciones de Peter Gabriel y Michael Brook, enigmáticos cambios de intensidad que hacia el final crecen en amplitud de rango y elevan los delirios metafísicos de su lírica. Lo que seguirá después en la trayectoria del británico, serán sus exploraciones más profundas con la electrónica (Recall, 1998), y con la vertiente étnica, totalmente imbuida por su influencia de Oriente Medio y de la India (Dust, 2002), para después ya comenzar a buscarse a sí mismo y a reafirmar y renovar a su público sólo con lo ya hecho antes.
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