CAMBIOS DE ÁNIMO
The Cure – Wild Mood Swings (1996)Label: Fiction RecordsPor Diego Centurión
Un Día como hoy se editaba este trabajo.
Aprovechamos y traemos una reseña
que en el número 27 realizó Diego Centurión.
Es raro hablar de un disco tan dispar de la banda de Robert Smith y buscarle el lado positivo (que los tiene) y no caer en el facilismo de quedarnos en lo desparejo de este trabajo. Lo cierto es que este álbum abrió el camino para un trío de base (Bajo, guitarra y batería) que perdura en el tiempo hasta hoy, pasando por varias formaciones y formatos.
Con los veinte años de la banda (recordemos que The Cure nació en 1976) la banda se encontraba en una encrucijada como pocas veces fue sometida la integridad de The Cure. Por un lado la banda venía del éxito de su antecesor “Wish” (1992), con una maravillosa gira, el “Wish Tour”. Luego de esa extensa gira la banda quedó maltrecha, Simon se enfermó, Porl Thompson y Boris Williams se habían ido de la banda. The Cure era Robert Smith y Perry Bamonte.
Para graficar el estado de la banda hay que pensar solamente en el nombre del álbum, “Wild Mood Swings”, que significaría algo así como “cambios de ánimos drásticos y repentinos”, como me explicaba mi amigo Bernardo Jiménez Mesa. Por lo tanto no podemos esperar un disco perfecto. Pero si con varias gemas que no podemos olvidarnos.
Lo que quedó de la banda tenía que hacer algo, así que esperaron la recuperación de Simon y Jason volvieron a repatriar a Roger O’Donnell. “El baile de los bateristas” empezó, pero esta vez casi simultáneamente con la grabación de este álbum y algunas tomas de esas pruebas quedaron en los tracks finales, por ejemplo podemos escuchar a distintos bateristas y, obviamente al que fue seleccionado, Louis Pavlou (Pink Turns Blue) en "Club America"; Ron Austin (The God Machine) en "This Is A Lie"; Mark Price (All About Eve, Del Amitri) en "Mint Car"; "Trap" y "Treasure"; y el que finalmente quedó en el puesto Jason Cooper en el resto del álbum.
El álbum tiene esto de subir y bajar emocionalemente, un track arriba y otro que enseguida nos baja, hay momentos más rockeros y otros más profundamente intimista, canciones livianas e inocentes y otras oscuras y cargadas de sentimiento.
La apertura del álbum con "Want" nos hace recordar inmediatamente a la atmósfera del álbum anterior Wish, con esas guitarras distorsionadas pero densas y cargadas de emotividad y el bajo de Simon que llena de oscuridad al track. La percusión de Jason me hace a acordar a “In Between Days”, en donde el nuevo baterista se imponía diciendo "este soy yo", como demostrando el inicio de una nueva era. Y más allá de las lógicas comparaciones con Boris Williams y todo eso que me ha llevado años quitármelo de la cabeza, hoy a la distancia puedo disfrutar de lo que hizo en este álbum. “Club America” me hizo acordar a “Harold and Joe”, aquella canción que aparecía como Lado B de “Never Enough”. Por la voz grave de Robert, aunque la canción de este álbum es mucho más aguerrida y tiene el sonido del redoblante agudo y tajante, muy típico de las bandas alternativas de los años noventa. Un sonido rockero y estridente que ya nos habían mostrado en Wish. En tercer lugar llega una de las joyas de este álbum, “This is Lie”, canción que nos devuelve la profundidad lírica de un Robert inspirado y un sonido melancólico marca registrada de la casa. El arreglo de cuerdas es simplemente emotivo. Luego llega el corte que despistó a los fanáticos, y del que me ocupado en el número anterior. “The 13th”, aquel que nos dio el nombre para esta revista. Luego la tibia “Strange Affection”, que queda a medio del camino de canción alegre. “Mint Car” trae esa alegría y optimismo de un Robert enamorado. “El sol está encima, soy tan feliz que podría gritar…”, ya con esa frase Smith nos plantea que está feliz y seguirá así toda la canción.”Jupiter Crash” es otra buena canción de este trabajo, la melancolía vuelve a aparecer, para que no estemos siempre tan arriba y alegre. Poesía simple y hermosa. “Round & Round & Round” otra canción de esas que podrían haber sido un lado B, insulsa y carente de emoción, tampoco marca una alegría como “Mint Car”. “Gone!”, es un raro intento jazzero al estilo de “Lovecats”, pero sin el resultado obtenido por el single de los años ochenta. Otra de esas canciones que tiran para abajo un álbum que podía haber sido mejor. “Numb” hace que empiece uno de los puntos altos del álbum. Uno de los mejores estados de The Cure es cuando se ponen melancólicos, en este campo, no hay nadie que pueda con ellos. Una canción que merodea sonidos de violines que emocionan, y las guitarras casi fantasmales van dibujando un panorama en donde Robert habla de desesperanza en tercera persona, algo que no suele hacer. “Return” levanta la tristeza y abre con la frase “Me encanta estar aquí…” otra muestra de que la diversión vuelve a sonar en este disco. Quizás en la onda de canciones como “How Beautiful You Are”, por nombrar la que se vino a la cabeza. Simple, directa y cargada de optimismo. “Trap” nos vuelve a cargar de pop, pero con una letra de enojo. Y el cierre de este álbum es simplemente magistral, “Bare” es una bellísima canción, cadenciosa y emotiva, que no me deja de asombrar después de tantas escuchas, cerrando el álbum de manera brillante, con una de las mejores canciones de The Cure en toda su carrera.
La canción me invita a explayarme sobre este sentimiento que me produce esta canción, pero… Eh… tengo que parar de escribir, poner la canción y tocarla, perdón….
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